sábado, 17 de octubre de 2009

Claves básicas para el buen mánager del salón

El mundo de la peluquería es un ejemplo perfecto de la capacidad de un empleado para aclimatarse con rapidez a un trabajo nuevo para él. Predecir la respuesta que dará un peluquero ante determinadas situaciones ahorrará dudas, inquietudes y horas de sueño a los mánagers del salón.

Nos permitiría diferenciar si el peluquero muestra una clara resistencia ante los cambios si acepta la necesidad de ser flexible pero sólo mediante imposición, si despliega sus recursos para anticiparse a una realidad diferente o si adapta con soltura sus comportamientos a situaciones ambiguas.

Tolerancia a la presión

La tolerancia a la presión determina la capacidad de dominar las emociones y mantenerlas bajo control en condiciones de estrés o discrepancia, manejar constructivamente el error o resolver con éxito situaciones retadoras y complejas.

Aplicada a nuestra profesión, esta competencia servirá para anticipar la actitud de un peluquero que afronta la llegada a una categoría superior o a una peluquería de mayor exigencia. También para predecir, simplemente, cómo se comportará el peluquero en las situaciones tensas en la atención al cliente.

El intervalo de evaluación diferencia entre el profesional que presenta evidentes dificultades para tolerar situaciones de presión; el que consigue a duras penas, y sólo en momentos concretos, sobreponerse a la tensión; el que ante emociones fuertes manifiesta confianza en sus posibilidades; y el que encuentra estimulante trabajar bajo presión e, incluso, incrementa sus resultados en estas condiciones.
                                               
Trabajo en equipo

Trabajar en equipo es la capacidad del profesional para trabajar con otros y conseguir un objetivo común, con un método de trabajo compartido, mediante una relación de interdependencia y anteponiendo los intereses del equipo a los particulares.
Sobran matizaciones, por ejemplo, el baloncesto es un deporte de equipo con mayúsculas. Someter al baloncestista a pruebas grupales y de interacción con otros profesionales nos dará indicios para determinar si es un jugador individualista (aislado del grupo), pasivo (sólo coopera cuando se le exige), implicado (comparte información y respeta las aportaciones del resto) o movilizador (motiva y coordina los esfuerzos de todos en busca del objetivo y se muestra conciliador ante las discrepancias).

Orientación a resultados

Se trata de la actitud del profesional orientada a conseguir los objetivos de la organización para la que trabaja, mediante la adopción de las formas de actuación más eficientes para alcanzar las metas planteadas.
En nuestro sector, mediríamos la implicación del peluquero en los objetivos de la empresa y la motivación por la consecución de las metas a conseguir. Dividiríamos entonces entre:

•Peluqueros que simplemente hacen su trabajo, pero no se sienten responsables en caso de no conseguir los objetivos.

•Los que manifiestan interés por el cumplimiento de esos objetivos.

•Los peluqueros que son capaces de sacrificarse, modificando su forma de jugar, si con ello consiguen una mayor rentabilidad para el equipo.


•Aquellos que poseen una clarísima visión de la estrategia de la peluquería y toman decisiones en concordancia con esta política.

Es indudable que hoy en día los centros de belleza conocen el mercado y están al día sobre las cualidades técnicas de los peluqueros. Sin embargo, más allá de los aspectos técnicos, existen otros factores que pueden determinar el éxito o el fracaso de un peluquero que se va a enfrentar a nuevos escenarios o que va a cambiar de rol dentro de su propio equipo.


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